¿Cómo sería la imagen de la capital peruana recibiendo el 2021? Ese es el tema que han abordado los candidatos a la alcaldía de Lima en los últimos debates electorales.
Cuando un limeño, de corazón o de origen, manifiesta a viva voz que los problemas sociales de Lima son tantos y urge solucionarlos, parece olvidarse el momento histórico que tiene este 7 de octubre al emitir su voto y elegir al candidato más idóneo y con mejores propuestas, y que pasará en el 2021 en su tercer año de gobierno como el alcalde del bicentenario de la independencia nacional.
Esa fecha en la memoria de los peruanos se revivirá los 200 años de Independencia, y donde el alcalde, consciente de ello o no, pasará a la historia como uno de los alcaldes centenarios de la fiesta patriótica.
El 28 de julio de 1921 se celebró por todo lo alto el primer centenario de la independencia. Lima se embellecía hacia las alturas, con el levantamiento de nuevos edificios, como el lujoso Gran Hotel Bolívar, el funcional Hospital Nacional Arzobispo Loayza y el impreciso Castillo Rospigliosi. Asimismo, se construyeron nuevas arterias que unieron Lima con los distritos periféricos. Esas avenidas fueron Arequipa, Brasil, Argentina, Venezuela y Alfonso Ugarte.
Sin embargo, el emblema arquitectónico fue la inauguración de la Plaza San Martín, acompañada de los obsequios de Gran Bretaña (un estadio de madera que hoy es el Estadio Nacional), la torre con el reloj del Parque universitario, por Alemania; la donación de Italia de un Museo de Arte, en el actual Parque de la Exposición, donde también se ubica la Fuente Monumental de mármol donada por la colonia China; el Arco Morisco de España, construido al inicio de la avenida Arequipa, ahora ubicada en el parque de la amistad de Surco, y bellas estatuas de bronce siendo las más representativas: la estatua de Manco Cápac de la colonia japonesa, ubicada hoy en la plaza que lleva su nombre, y el obsequio francés, la estatua a la Libertad, en el centro de la Plaza Francia.
Paradójicamente, aunque la lujosa celebración se concentrara en Lima, el único protagonista fue el presidente Augusto B. Leguía, relegado el alcalde Pedro Mujica Carassa a ser un observador privilegiado. Las razones se explican por el estilo dictatorial de Leguía promulgando la Ley 4012 el 8 de diciembre de 1919, modificando el artículo 74° de la Ley de Municipalidades, donde se establece el nombramiento de municipalidades provisionales hasta que se efectúen las elecciones, elecciones que jamás sucedieron durante el oncenio de Leguía. Ello explica lo ambiguo de la legitimidad gubernamental del alcalde Mujica que fue elegido por una Junta de Notables a pedido del presidente y no del voto de los ciudadanos.
Cien años no pasan en vano, nos dice la sensatez. A pocos años del bicentenario el Perú pasara por la prueba de cuanto ha madurado como Republica y como Nación, será la estabilidad política, el respeto a los poderes del Estado y la autonomía gubernamental, el termómetro que calificará dicho examen. Y el futuro alcalde de Lima, elegido el 7 de octubre del 2018, con sus cuatro años de gobierno, el único funcionario del Estado que estará en el antes y en el después del epicentro de la celebración, ese 28 de julio del 2021.
Miguel Manuel Rodriguez Molina