Las nuevas orientaciones de la OMS ayudan a detectar la carencia de hierro y a proteger el desarrollo cerebral

Ginebra. Detectar pronto la carencia de hierro durante el embarazo y en los niños pequeños es crucial. La carencia de hierro en menores de dos años puede tener efectos considerables e irreversibles en el desarrollo cerebral, lo que puede conllevar repercusiones negativas en el aprendizaje y en el rendimiento escolar en etapas posteriores de la vida. El desarrollo cognitivo de un niño también puede verse afectado si la madre sufre carencia de hierro durante el último trimestre del embarazo. Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud relativas a la utilización de concentraciones de ferritina para evaluar el estado de hierro en personas y poblaciones (Guidelines on the use of ferritin concentrations to assess iron status in individuals and populations) ayudará al personal de salud a detectar pronto la carencia de hierro y evitar los efectos más graves.

En las directrices, la OMS muestra la mejor forma de medir la ferritina ‒un indicador de las reservas de hierro‒ para ayudar a determinar la carencia o sobrecarga de hierro. La ferritina es una proteína que puede encontrarse circulando en pequeñas cantidades por la corriente sanguínea. Los niveles de ferritina son bajos en personas con carencia de hierro y altos en personas con sobrecarga de hierro. Medir con precisión esta proteína, junto con la evaluación clínica y en laboratorio, puede orientar las intervenciones adecuadas, tanto en un paciente particular como en la población.

«Reducir la anemia es uno de los objetivos de nuestras actividades para erradicar todas las formas de malnutrición. Ahora bien, los progresos han sido limitados y sigue habiendo 614 millones de mujeres y 280 millones de niños en todo el mundo afectados por este problema», señaló el Dr. Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la OMS. «La carencia de hierro es un importante determinante de la anemia y medir la ferritina ‒un biomarcador clave del metabolismo del hierro‒ nos ayudará a orientar mejor y evaluar las medidas para combatir la anemia».

El hierro es un elemento esencial con funciones importantes, como el transporte de oxígeno, la síntesis del ADN y el metabolismo muscular. La carencia de hierro es la principal causa de la anemia, la deficiencia nutricional más prevalente en todo el mundo: afecta al 33% de las mujeres no embarazadas, al 40% de las embarazadas y al 42% de los niños.

En los adultos, la carencia de hierro también puede conllevar efectos negativos, como fatiga, menor rendimiento físico y descenso de la productividad laboral, además de afectar a las actividades sociales. La carencia de hierro se presenta principalmente cuando las necesidades de hierro aumentan durante periodos de crecimiento y desarrollo rápidos, como la primera infancia, la adolescencia y el embarazo, aunque también puede presentarse en otras etapas de la vida. En las mujeres embarazadas, la carencia de hierro puede provocar anemia, insuficiencia ponderal en el recién nacido y acortamiento de la gestación.

Las nuevas directrices también tratan la detección temprana de la sobrecarga de hierro (acumulación de hierro en el organismo), consecuencia por lo general de trastornos como la hemocromatosis hereditaria, la talasemia, transfusiones de sangre repetidas u otras afecciones que afectan a la absorción o regulación del hierro y que también pueden llevar al deterioro de la salud si no se tratan.

Conocer mejor la prevalencia y distribución de la carencia de hierro y el riesgo de sobrecarga en la población ayuda a los países a elegir intervenciones adecuadas y a supervisar y evaluar los efectos y la seguridad de los programas de salud pública. Por ejemplo, la carencia nutricional de hierro se observa habitualmente en poblaciones que también padecen enfermedades infecciosas. La evaluación adecuada del estado de hierro en países con enfermedades infecciosas puede ayudar a establecer políticas de salud adecuadas.

Las directrices de la OMS tienen por objeto ayudar a los Estados Miembros y sus asociados a tomar decisiones de base científica sobre las medidas adecuadas en sus esfuerzos por reducir la carencia de hierro y mejorar la salud y la calidad de vida de las personas y las poblaciones.

Para consultar una copia de las directrices completas, pulse el enlace: https://www.who.int/publications-detail/9789240000124

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